La designación de Marino Vinicio Castillo al frente de la nueva
Dirección General de Ética e Integridad Gubernamental (DIGEG), quien
fuera director de la anterior Comisión Nacional de Ética y Combate a la
Corrupción (CNECC), es una contradicción con los propósitos que se
establece en el decreto 486-12 relacionado con las funciones de la nueva
dependencia.
Castillo es un hombre estrechamente vinculado a sectores que han
destruido el erario público, y como abogado fue representante durante
varios años de uno de los imputados y condenados por corrupción, pese a
desempeñar las funciones de director de la CNECC y de ser asesor en
materia de drogas del Poder Ejecutivo. CONTINUAR LEYENDO>>>
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