Capotillo:
Navegando en las aguas tumultuosas de un pasado heroico y los
retos ineludibles de su presente.
Navegando en las aguas tumultuosas de un pasado heroico y los
retos ineludibles de su presente.
Sergio Reyes II.
Como solitario centinela que guarda con estoicismo y gallardía los
linderos soberanos allí donde comienza la patria, asimismo se yergue Capotillo,
en la frontera dominico-haitiana, reivindicando con voz estentórea unos meritos
y un protagonismo de importancia capital en nuestras efemérides patrias, de
los cuales, algunos solo se acuerdan en tiempos de zafra electorera o cuando
se ven compelidos a enarbolar las poses de pseudo nacionalismo que les
señalen sus desaforadas apetencias politiqueras.
El Distrito Municipal de Capotillo se encuentra enclavado en tierras de la
provincia Dajabón, al oeste del municipio de Loma de Cabrera y remontando
en vía contraria las encrespadas serranías que una vez sirvieron de abrigo
cómplice a los prohombres de la República en sus afanes por restaurar la
conculcada soberanía; En esos mismos llanos y fecundos parajes en los que
el General Gregorio Luperón hizo caracolear en innumerables ocasiones a
su caballo incitando a los lugareños a la rebelión en contra de las amañadas
argucias de algunos malos dominicanos que pretendían, una vez más,
enajenar a la Patria.
No obstante su bien ganada reputación de ser una tierra forjadora de
hombres bravíos, solidarios y emprendedores, destacados como el que mas en
los conflictos fronterizos, las contiendas bélicas del periodo independentista y
restaurador así como en otros que se sucedieron después, Capotillo continuó
siendo, en esencia, una zona dedicada a las crianzas y al laborantismo
agrícola, situación que empieza a cambiar a partir del gobierno de Horacio
Vásquez, quien le confiere a dicha demarcación la condición de Sección, en
1928, dando los pasos para implementar en dicho lugar así como en otros
puntos establecidos a lo largo de la frontera los rudimentos de lo que habría
de ser, con el paso de los años, el establecimiento de las Colonias Agrícolas
Fronterizas.
La asonada sediciosa de febrero de 1930, que catapultó al poder
a Rafael Leonidas Trujillo Molina, habría de impedirle al viejo General la puesta
en ejecución de sus proyectos desarrollistas. Al gobierno dictatorial que hincó
sus garras en el cuerpo exánime de la Nación durante un periodo de más de
30 años le correspondió la tarea de dar continuidad, a su manera, a los
proyectos de colonización y desarrollo en la región, adicionando a las citadas
iniciativas la implantación de un artero plan de control político, exacción y
despojo territorial conocido como Dominicanización Fronteriza , en cuyo nombre
habrían de ser ejecutadas infinidad de atrocidades a lo largo de la zona
limítrofe, representados en abusos que, en muchos casos, afectaron por igual
a lugareños nacionales y extranjeros, de los cuales, el de mayor relevancia y
difusión lo fue el genocidio en masa de miles de campesinos haitianos,
cometido en 1937.
El apoyo recibido por la comunidad de Capotillo y otras colonias
satélites que fueron establecidas de manera sucesiva en la región en atención
a los objetivos estratégicos de la dictadura trujillista influyó, decisivamente,
para convertir el citado territorio en un enclave de primordial importancia en
materia agrícola en el país, principalmente en la producción de víveres para
el consumo, frutales, crianzas (vacuna, porcina, caprina y caballar), granos
(habichuela, café, arroz, maní, guandules, etc.) y aves de corral, entre otros
rubros.
Justo es decir que dichos logros hubieron de ser alcanzados gracias, en
gran medida, al apoyo sostenido de oleadas de experimentados y esforzados
agricultores provenientes de todas las regiones del país, quienes llegaron a
reforzar las colonias agrícolas y a contribuir con el desarrollo de la frontera,
abonando la tierra pródiga con sus esfuerzos y sudores.
En el presente, la comunidad de Capotillo enfrenta retos que van más
allá de un pasado heroico y las difusas posibilidades de progreso basadas en
un apoyo inexistente al renglón agrícola de parte del Estado y sus entidades de
servicio.
De las auspiciosas expectativas de desarrollo local basadas en
los posibles dividendos derivados de una buena cosecha de maní, guandules y
yuca amarga –o dulce- no queda mas que un doloroso desencanto, matizado
en cuentas impagables al Banco Agrícola, la estructura fantasmal de las viejas
edificaciones de una entidad de auspicio al productor que una vez fue solvente
–La Manisera- o los gritos plañideros del campesinado que se queja, a viva voz
y sin dolientes, de la falta de caminos adecuados para sacar al mercado sus
cosechas, los efectos devastadores de las sequías que azotan la zona de
tiempo en tiempo, la ausencia de ayudas y asesoría técnica de parte del
Estado y, lo que es peor, del recrudecimiento del robo de ganado y las
cosechas así como el incremento del vandalismo en general en la región,
encaminado por bandas integradas por antisociales residentes en ambos lados
de la frontera que actúan a sus anchas gracias al apoyo solapado o la
impotencia de las entidades represivas -en ambas naciones-, encargadas de
perseguir y castigar dicha actividad delincuencial.
Este, y no otro, aparenta ser el panorama que ofrece el poblado de
Capotillo, a 149 años del inicio, en estas mismas veredas, llanos y serranías,
de aquella que fue llamada, con toda justeza, como la Epopeya mas
trascendental en la historia de la Nación y que estableció, definitivamente, los
cimientos de la República: La Guerra de la Restauración.
La euforia de la toma de posesión, en la ciudad Capital, del nuevo
gobierno que ha de regir los destinos nacionales en el próximo cuatrienio, ha
golpeado impiadosamente a los lugareños, en este 149 aniversario de una
gesta que les llena de particular orgullo y que, con sobrada razón, debería de
llenar de júbilo los pechos enardecidos de todos los dominicanos.
Parecería que la estampida de adulones, con su sarta de aspiraciones
mal disimuladas, sus sonrisas maquilladas, trajes blancos de alquiler y el
traicionero oropel han valido mas, en este año, que el solemne recuerdo y el
merecido homenaje a aquellos que lo dieron todo por la Patria, en una lucha
desigual iniciada aquí, en Capotillo, contra el poderoso gobierno anexionista
español, hace 149 años.
Y fíjense cuán grosero fue el desplante y ostensible el descuido que,
como colofón, además de la suspensión injustificada de los actos y festejos
que tradicionalmente se celebran en Capotillo, en ciertos documentos que ha
de guardar la historia como muestra de la ineptitud e imprevisión, se cometió el
lapsus garrafal e imperdonable de confundir el 149 aniversario real con los 150
años que, en realidad, habremos de festejar en 2013, Dios mediante. Cosas
veredes, Sancho!!
Sin dejarse doblegar ante estos olvidos, menosprecios e indelicadezas,
la comunidad de Capotillo debe seguir, de cara al futuro, acometiendo con
tesón y energía los retos que tiene por delante.
Su erección, como Distrito Municipal, amparada en la Ley 95-05 del
Congreso Nacional, le confiere la personería jurídica y la adultez necesaria para
asumir, por si misma y contando con la madurez y el raciocinio de sus mejores
hombres, los planes y proyectos que mejor convenga a sus habitantes, a la
luz de los deberes y derechos que consignan la Constitución Dominicana, las
disposiciones municipales y reglamentaciones correspondientes.
Su dilatada extensión territorial, sus diferentes secciones, sus
llanos, montañas, la pródiga tierra y el tesón y laboriosidad de sus gentes
la convierten, de por si, en una zona con características propias, de la que
pueden sentirse orgullosos sus pobladores.
Auspiciosas expectativas, que se derivan de la proyectada instalación de
un Mercado Internacional Fronterizo (o Feria), en el lugar que mejor convenga
a los intereses de los comunitarios -a los fines de un mejor transporte, exposición
y venta de los productos-, augura un notable impulso a la economía del lugar.
Por demás, la adecuada e inteligente explotación del potencial ecológico de
la zona, sus escenarios de eventos históricos y su variada oferta de ríos y
montañas, podrían proyectar a la zona en un futuro no muy lejano como un
interesante e inexplorado destino en materia de ecoturismo rural y cultural.
En base, quizás, a estas contundentes razones, en los últimos tiempos
se ha venido experimentando en la demarcación el establecimiento de
diferentes inversionistas, nacionales y extranjeros, quienes con su esfuerzo,
sus vistosas construcciones y su positiva integración al quehacer comunitario
evidencian su disposición de luchar mancomunadamente por el desarrollo y
proyección de la región.
En suma, por su acogedor clima, sus emprendedoras comunidades
agrícolas enclavadas en las faldas de las lomas, en encantadores vallecitos in
tramontanos o en los llanos que se extienden, hacia el Norte, a todo lo largo
de la frontera, Capotillo constituye en la actualidad una enigmática región que
merece ser conocida y disfrutada.
Impactantes paisajes que dominan el entorno, cual que sea la dirección
hacia la cual se mire, caracterizan el panorama en los diferentes tramos
carreteros por donde se transita para llegar hasta Capotillo, ya fuese desde
Dajabón (por la añeja carretera que inicia en el Cruce de Don Miguel), llegando
por Loma de Cabrera o desde Restauración (por los antiquísimos caminos de
Chorro Bonito o los empinados e impactantes senderos del Alto de la Paloma).
Independientemente de la ruta elegida, al pie de las encrespadas
serranías que se yerguen airosas queriendo tocar el cielo y al final de
polvosos caminos en donde se avizoran capítulos desconocidos de nuestra
historia, el viajero encontrará un poblado compuesto por gente hospitalaria y
emprendedora, que tiene en muy alto aprecio su noción de Nacionalidad.
Para dar fe de ello, en un anfiteatro abierto a pico y cincel en medio
de un llano, con imponentes columnas y formaciones rocosas, una escultura
en hierro forjado y murales que representan acciones heroicas, la Nación
agradecida construyó, en 1986, un vistoso monumento con el que reconoce a
los adalides de aquella epopeya iniciada un 16 de Agosto, en Capotillo, hace
149 años.
Flotando por encima de esta mole inmensa, para orgullo y veneración
de lugareños y visitantes, se levanta el cerro en cuyo punto mas alto ondea el
lienzo tricolor por cuya soberanía lucharon aquellos heroicos prohombres.
Y esa gloria y ese orgullo que se lleva muy adentro, vale más que los
festines palaciegos y las falsas poses de oropel.
Por todo ello, en este 149 aniversario del inicio de la gesta de la
Restauración, felicito a todos mis compueblanos del Distrito Municipal de
Capotillo y les exhorto a seguir adelante, con tesón y sin desmayos, en los
afanes y tareas en pro del desarrollo y engrandecimiento de esta laboriosa
comunidad, para dar a conocer al país y al mundo sus múltiples virtudes y
grandezas, su potencialidad comercial y agroindustrial y su variada oferta en
materia ecoturística.
Esa, es una tarea de todos nosotros. Enhorabuena!!
Distrito Municipal de Capotillo; Agosto, 2012.
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