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“Honrando a mi General”


Por:  Urbano Garcia

Amigos de Las Matas City, hace un tiempo un amigo escribió en esta interesante página, algo negativo de un hombre prominente, valiente, honesto y sobre todo, nativo de Las Matas de Santa Cruz.  Aunque quiero resaltar, que mi amigo tiene el don de la comunicación escrita; yo diría que es un gran escritor, sin embargo, para hablar en forma negativa del General Mauricio Jiménez, interpretó la historia al revés y la acomodó acorde a sus sentimientos traumáticos.   Mauricio Jiménez y el presidente Juan Isidro Jiménez, integrantes del partido “Los Jimenistas” y destacados montecristeños, fueron víctimas de “Los Horacistas” o “Rabuses”.  El presidente Jiménez fue interrumpido de gobernar por golpe militar en dos períodos presidenciales.

Mi amigo es un buen escritor, reitero, pero ha utilizado este valioso atributo para hablar mal de sus propios compueblanos, escribe para tratar de estropear y lacerar reputaciones ajenas, y es lamentable, debería usarlo para escribirle al amor, para destacar las cosas positivas de las personas y en definitiva, usarlo al servicio del bien.

Lectores de Las Matas City, les doy a conocer un artículo que escribí el pasado Noviembre del 2009, en el periódico “The Latin Post” de Nueva York, relacionado con la figura histórica del Gral.  Mauricio Jiménez.  Una historia narrada por personas que lo conocieron de cerca; parte de una historia real y despojada de prejuicios, su título es: “Honrando a mi General”.  
Siempre he tenido presente algo que me decía mi abuela Mama Tuna: --“Hijo no guarde rencor a nadie, porque el odio amarga y envilece, y es dañino para el alma acumular amarguras”.  Para mi amigo, el escritor, le diré una frase a guisa de consejo, para que la analice y valore su parte positiva, citamos: “Todos somos ángeles con una sola ala, debemos abrazarnos si queremos volar”.


 
General Mauricio Jimenez

“Honrando a mi General”

Mauricio Jiménez fue un general y político dominicano que luchó con amor apasionado por su causa, al lado de “Los Jimenistas”.  Fue un valiente y honesto hombre de bien que se destacó por la ética de su responsabilidad y por la mesura de sus actuaciones.

Peleó en las montañas, sus adversarios quemaron su vivienda y tuvo que andar con su familia a cuesta, defendiéndose él y los suyos de sus bien armados contrarios; soportó valerosamente el peso de combatir en desventaja, ya que sus contrincantes (Los Horacistas), se encontraban en el poder en ese momento.  Es admirable la gran capacidad que exhibió para enfrentar los grandes desafíos que le presentó la vida.

Dice un también general y político venezolano, Simón Bolívar: “Dichosísimo es aquel que corriendo por los escollos de la guerra, de la política y de las desgracias públicas, preserva su honor intacto”.  Y para orgullo nuestro, tuvimos un celebre e insigne ancestro que estuvo por esos andares y mantuvo incólume su dignidad y principios de hombre probo.  Mi bisabuelo, General Mauricio Jiménez, a pesar de que libraba una lucha desigual porque sus adversarios disfrutaban del poderío que proporciona estar en el gobierno, nunca se amilanó y sostuvo su ideal, además fue fiel y honesto a sus principios, y dice Cicerón que : “La honradez siempre es digna de elogios, aun cuando no reporte utilidad, ni recompensa, ni provecho”.  Y, eso fue el General Mauricio Jiménez, un fino y valiente estratega militar, un íntegro y honrado político.  Mantuvo sus principios aun a costa de grandes sacrificios tanto de él como de su familia.

    Además, al ascender el dictador Rafael L. Trujillo al poder en República Dominicana, y a raíz del vil asesinato del General Desiderio Arias, perpetrado de forma solapada y a traición por el sátrapa al inicio de su larga y férrea dictadura, Mauricio Jiménez también fue hostilmente perseguido, espiaban su casa por las noches y cuando él le reclamó a los soldados, que por qué lo vigilaban, ellos le respondieron: -- Estamos recibiendo órdenes superiores, general.  Días después el general Jiménez, se presentó al presidente y este ofreció darle una posición de envergadura en el tren administrativo, a lo que el contestó: -- No, señor presidente, yo sólo quiero que usted me conceda la pensión que por ley me corresponde, quiero vivir tranquilo con mi familia, y así sucedió.  Se dice que Trujillo le concedió una pensión muy bien remunerada, porque el dictador quería tenerlo si no de su parte, por lo menos que no contrarrestara a su gobierno.  Trujillo le temía a los hombres de su estatura.

    Sus lecciones viven en los corazones de todos sus descendientes y de las personas conscientes que lo conocieron; que saben que la historia no está hecha, sino que la construyen los hombres con sus actos y su conducta.  Hay hombres que por la magnitud de su estatura moral no pueden medirse de los pies a la cabeza, sino de la cabeza al cielo.  Su gloria exige que su mérito pueda ser explicado en pocas palabras, por eso lo recordamos como un personaje digno de emular e imitar. Sin lugar a dudas, es por el legado de sus destacadas virtudes, que todos sentimos esa gran admiración hacia el.

    Por otra parte, les voy a contar una historia más reciente, me encontré hace dos semanas, aquí en Estados Unidos con mi colega y amigo Jacinto, muy acaudalado por cierto; esa opulenta riqueza la ha conseguido de muy poco tiempo hasta acá.  Como adinerado al fin, me preguntó cómo andaba yo económicamente y le contesté: --Yo no tengo dinero, enseguida me dijo: ---Urbano, tantas oportunidades que tú has tenido y no tienes dinero.

    Me imagino que Jacinto llama “oportunidades” a que yo trabajé por 30 años manejando dinero y recursos en el sector público agropecuario de la República Dominicana; que por mi condición de agrónomo, fui administrador de tres herencias familiares: la de mi suegro, la de mi suegra y la de mis padres y además, que pertenecí a las directivas (sobre todo, tesorero), de clubes, asociaciones y de otras entidades de carácter social en mi comunidad y en comunidades vecinas.
   
Si a eso se refirió mi amigo Jacinto, le diré que siempre he dicho que no hay mayor riqueza que conformarse con lo que uno tiene y que yo no veo eso como oportunidades sino retos que me brindó la vida para ganar respeto, porque el respeto no es un regalo, tú tienes que ganártelo, o como dice Andrés Calamaro: “La honestidad no es una virtud, es una obligación”, y eso es para mí un deber y una obligación porque ese es el legado que quiero dejarle a mis hijos y nietos, quiero que ellos si no se sientan orgullosos, por lo menos nunca se avergüencen de mis actuaciones. 

 Esperaré siempre lo mejor de mí.  Creo que de nada sirve todo el dinero del mundo, si no existe paz en tu alma.  Jamás he creído que el dinero dé la felicidad y mucho menos cuando es adquirido de forma irregular o mal habido.  Casi siempre es mejor perder haciendo lo correcto, que ganar haciendo lo equivocado.  

    Es alentador, reconfortante, causa complacencia, satisfacción, tú sentir que tu patrón de conducta fue siempre de bien.

    Le brindo pleitesía al hombre que fui, regateo con cualquiera por el hombre que soy y voy a recibir con orgullo al hombre que seré.  Vivo una vida honrada porque de ninguna otra manera pudiera respirar.  Mi alma y mi conciencia estarán siempre en sosiego porque toda la vida he sido sincero con mi propio yo.

    Si en los años por venir me tocara administrar otra determinada entidad, lamento defraudar a mi amigo Jacinto; seguiré siendo pobre, porque actuaré con la misma honestidad y responsabilidad con que lo he hecho en ocasiones anteriores.  Seguiré actuando así porque sé que no hay otra fortuna que me cause más gozo y alegría que el sentirme útil y respetado, además porque de esa manera siento que indefectiblemente estoy: Honrando a mi General!

2 comentarios:

Mariel Garcia dijo...

Definitivamente siempre estare orgullosa de mi padre,con sus defectos, como todo ser humano, pero sobre todo por todas sus virtudes. Es cierto que no tenemos la dicha de elegir a nuestros padres, pero no podria haber hecho mejor eleccion, gracias le doy a Dios por los padres que me regalo'.

Anónimo dijo...

Jejeje supongo que el amigo "escritor" ha de estar aun con la boca abierta jajajajaja

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